miércoles, 31 de diciembre de 2014

La Bohème


"... in te ravviso il sogno ch'io vorrei sempre sognar!"

"... Así, cuando Mimì desaparece, no lo hace sola. Se lleva consigo todo un mundo de libertad, de fantasías y de ilusiones: es la sencillez de la poesía y la fragilidad de nuestra juventud; es la pasión sin cauces que da calor bajo la nieve en invierno. Son esos años setenta. Los nuestros. Todos esos sentimientos, vestidos además de maderas podridas y escaleras desgastadas y resbaladizas, tienen tanta vida, son tan extremos, que Puccini los coloca prácticamente en el terreno de la novela larmoyante, pero sin llegar a distanciarlos tanto de nosotros como para que no seamos capaces de evitar un nudo en la garganta al ver apagarse a Mimì. Y con ella, tantas cosas que hemos dejado atrás.

Esta ópera emociona hoy y emocionará mañana, en la medida en que, en el mundo maquinal e infinitamente más frío que vivimos hoy, no podemos dejar de identificarnos con el amor torturado y apasionado de Rodolfo y Mimì o con el daño perpetuo que se infligen Marcello y Musetta, conscientes a la vez de que "dei pazzi è l'amor tetro che lacrime distilla" ("A los locos pertenece el lánguido amor que destila lágrimas") y buscándose los labios para comerse a besos. Todos hemos vivido, yo he vivido, las lejanas noches de juerga en las que Musetta escenificaba para el celoso Marcello la estupenda comedia del café Momus; todos, supongo, sabemos de la maravillosa confesión de amor que le hace Mimì a Rodolfo a las puertas de la muerte: "Ho tante cose che ti voglio dire, o una sola, ma grande come il mare, come il mare, profonda ed infinita... Sei il mio amore e tutta la mia vita!""

Alejandro Carantoña, "Cuestión de oficio. Unas memorias artísticas de Emilio Sagi"



"La Bohème" es, para mí, una de las óperas más perfectas del mundo (de las que he escuchado hasta ahora). Perfecta por su universalidad: habla del amor, de la amistad, de la vida, de la muerte, de las artes... de artistas que se mueren de hambre y frío (desgraciadamente universal) y que, en cuanto tienen unas monedas, deciden gastarlas en una abundante cena. "Carpe diem".

Y perfecta también musicalmente. Vale, muchas óperas son perfectas musicalmente, pero me encanta esa "circularidad" que tiene "La Bohème", cómo Puccini va sembrando de melodías todo el primer acto y cómo las va recogiendo después, especialmente en el último acto. (Sí, no es el primer ni el último compositor que haría esto, pero fue con esta ópera con la que me di cuenta de ello).

Véase:
- Toda la escena del primer acto en la que se conocen Mimì y Rodolfo, desde el "Chi è la" hasta el final de "O soave fanciulla". (Desde el 17:09 hasta el 35:47)
- Y la parte final de la ópera, que empieza con el "Sono andati" y con ese beso maravilloso. (Desde el 1:34:59 hasta el final).

Pero, al margen de esa "circularidad", en esta ópera toda la música es maravillosa, no sobra una nota. Por ejemplo:

- El famoso Quando m'en vo
-Y, cómo no, el aria que da nombre a este blog: Donde lieta usci

Y, además, esta producción que se hizo, versión película, me parece maravillosa. Os recomiendo que encontréis un rato y la veáis. O que la compréis en DVD y la tengáis en la estantería, hasta que encontréis un par de horas para verla, o hasta que algún amigo/hijo/nieto/sobrino pase por delante de la estantería y le entre la curiosidad. Y quizá, con esta historia, empiece a enamorarse de la ópera. Quién sabe.

Ya lo dice el maestro Sagi. Esta ópera emocionará siempre.



domingo, 28 de diciembre de 2014

Va', pensiero...

"Oh, mia patria, sì bella e perduta!"

"Llevo más de 30 años en esta profesión y he vivido mi vida viajando extensamente por todo el mundo, y como italiano me avergüenzo de lo que está sucediendo en mi país. Así que acepto la solicitud de hacer Va', Pensiero de nuevo. Esto no es solo por la alegría patriótica que siento, sino porque esta noche, cuando yo dirigía el coro cantando: "Oh, mi país, hermoso y perdido", pensé que si continúa así, si no ayudamos a la cultura, verdaderamente nuestra patria será realmente "hermosa y perdida".
Me mantuve en silencio durante muchos años. Me gustaría ahora... debemos dar un sentido a esta canción, ya que estamos en nuestra casa, el teatro de la capital, y con un coro que canta muy bien, y se acompaña muy bien con la orquesta; si no os importa, les sugiero que se unan y que cantemos juntos..."

Discurso de Riccardo Muti, en 2011, en la Ópera de Roma, antes del bis de "Va', pensiero..."


(Desgraciadamente, este discurso se puede aplicar también a este país nuestro, con las salvajadas que está haciendo este Gobierno respecto a la cultura.)



sábado, 27 de diciembre de 2014

Carmen (Escena final)


"Libre elle est née et libre elle mourra!"

     "- Quieres matarme, lo veo claro -dijo-; está escrito, pero no me harás ceder.
      - Te lo ruego -le dije-, sé razonable. ¡Escúchame! Todo el pasado está olvidado. Lo sabes, a pesar de todo, eres tú quien me ha perdido; es por ti por quien me he convertido en ladrón y homicida. ¡Carmen! ¡Carmen mía! Déjame salvarte y salvarme contigo.
    - José -respondió-, me pides lo imposible. Ya no te amo; tú me amas todavía y por eso quieres matarme. Aún podría perfectamente decirte alguna mentira, pero no quiero tomarme esa molestia. Todo ha acabado entre nosotros. Puesto que eres mi rom, tienes derecho a matar a tu romí, pero Carmen será siempre libre. Nació callí, morirá callí.
     - Así pues, ¿quieres a Lucas? -le pregunté.
     - Le he querido, sí, un instante como a ti, quizá menos que a ti. Ahora ya a nada estoy apegada, y me odio por haberte querido.

     Me eché a sus pies, tomé sus manos, las regué de lágrimas. Le recordé todos los momentos de dicha que habíamos pasado juntos. Le ofrecí seguir siendo salteador de caminos para agradarla. Todo, señor, todo; le ofrecí todo, con tal de que accediera a quereme aún.
     Me dijo:

     - Quererte aún es imposible. No quiero vivir contigo.

     El furor se apoderaba de mí. Saqué la navaja. Yo había querido que tuviera miedo y me pidiera clemencia, pero esa mujer era un demonio.

   - ¡Por última vez! -grité-. ¿Quieres seguir conmigo?
   - ¡No! ¡No! ¡No! -dijo, golpeando el suelo con el pie, y se quitó del dedo una sortija que le había regalado yo, y la tiró a la maleza.

     La herí dos veces..."

Prosper Mérimée, "Carmen"




En mi humilde opinión diré que la novela de Mérimée, a pesar de sus apenas 100 páginas, me ha parecido un tostón. Ya está, ya lo he dicho. Me quedo con la ópera de Bizet.

(Esta producción, firmada por Richard Eyre, y con Elina Garanca y Roberto Alagna como protagonistas, la disfruté como una enana pisando charcos con botas nuevas.)




jueves, 25 de diciembre de 2014

For unto us a child is born

"The Mighty God, the Everlasting Father, the Prince of Peace..."

          "El último ensayo (de "El Mesías") estaba previsto para el 7 de abril de 1742. Sólo se permitió la entrada a unos pocos parientes de los cantantes del coro de las dos catedrales. Y para ahorrar, el espacio del Music Hall en Fishamble Street se había iluminado débilmente. Aislados y dispersos, se sentaban, allí una pareja, allá un grupo, en los últimos bancos para escuchar la nueva obra del maestro venido de Londres. Oscura y fría, la amplia sala estaba envuelta en tinieblas. Pero apenas los coros, cual resonantes cataratas, empezaron a rugir, sucedió algo extraordinario. Sin querer, los distintos grupos se aproximaron unos a otros y, poco a poco, formaron un único y oscuro bloque que escuchaba maravillado, pues a cada uno le parecía que el ímpetu de aquella música jamás oída era demasiado para él, como individuo, y como si tuvieran que flotar y arrastrarse lejos de sí mismos. Se aproximaron unos a otros, cada vez más cerca. Era como si quisieran escucharla con un único corazón, y como una única comunidad religiosa recibir el mensaje de esperanza que, formulado siempre de forma distinta, resonaba en aquellas voces enlazadas entre sí. Cada uno de ellos se sentía débil ante aquel primigenio vigor y, a la vez, dichosamente arrastrado y llevado por él. Un estremecimiento de placer los recorrió a todos, como si fueran un solo cuerpo. Cuando el "Aleluya" sonó por última vez, alguien se irguió repentinamente, y todos los demás, como de un tirón, se levantaron a un tiempo. Sentían que no podían quedarse pegados a la tierra..."

(La resurrección de Georg Friedrich Händel)





martes, 23 de diciembre de 2014

Contro un cor

"D'ogni assalto vincitore sempre amor trionferà..."

"La coloratura es la capacidad de la voz lírica de ejecutar sucesiones de notas rápidas. En ocasiones de forma melismática, cuando la vocal de una sílaba se extiende a varias notas seguidas. Aunque deriva del vocablo latino colorare que significa "colorear", la coloratura no supone ninguna práctica de "colorear" la voz, como alterar la calidad o timbre de la voz con intención expresiva."

"Podríamos definir una coloratura como la sucesión de notas de importancia secundaria que el compositor sitúa entre otras dos principales, que son las que nos dan la melodía. El cantante las ha de hacer oír de la primera a la última."


lunes, 22 de diciembre de 2014

Addio del passato

"Non lagrima o fiore avrà la mia fossa..."

"Es otro de los grandes méritos de Alejandro Dumas, hijo: haber inspirado, gracias a su novela, una obra genial. La historia que el libretista de Verdi, Francesco Maria Piave, adaptó, no escamotea nada de las truculencias y retorcimientos sentimentales de La dama de las camelias; por el contrario, todo ese mundo excesivo está allí, e, incluso, exagerado y distorsionado hasta unos extremos en que el melodrama deja de serlo para convertirse en poesía, en una desalada y delirante historia que abandona toda pretensión de realismo y luce, ufana, su total excentricidad. Los lamentos, vituperios, llantos, las crisis y conflictos morales, gracias a la turbadora sinceridad de la música que Verdi concibió para ellos, llegan a los espectadores como incontrovertibles testimonios de los desgarramientos y la gloria del amor, de las jugarretas del azar, de la imprevisibilidad del destino y la miseria de la condición humana. La ficción se convierte en vida, la mentira en verdad. [...]

Dicen los viejos que oyeron a la Callas en este mismo escenario (Salzburgo) encarnando este papel, bajo la batuta de Von Karajan, que aquella maravilla fue también una desgracia, pues ya nunca más pudieron ver otra representación de la ópera de Verdi sin que el recuerdo de aquélla les corrompiera la nueva versión. Para mí, y creo que para muchos más, aquella fugaz y desmesurada heroína tendrá a partir de ahora la silueta y los rasgos y sobre todo la sonora presencia de Anna Netrebko. Y de nadie más."


Mario Vargas Llosa, "Camelias fragantes"