viernes, 15 de abril de 2016

La mariposa enamorada


"Vogliatemi bene, un bene piccolino, un bene da bambino, quale a me si conviene..."

"Madama Butterfly es la más conmovedora e íntimamente sentida de las óperas de Puccini, así como la que posee el mayor derroche de melodías inolvidables, mezcladas con diversas tonadas autenticamente japonesas, que le confieren un exotismo menos decorativo que el cultivado a finales del siglo XIX en Francia, y más acorde con la atmósfera en que se desarrolla la acción. En este aspecto, Puccini está más cerca de Bizet, sin dejar por ello de ser italiano, como éste es francés. También posee la obra el tejido orquestal construido a base de leit-motive más unitario de todas las óperas del autor de La Bohème, tejido admirable por su equilibrio y tensión expresivas. Su orquestación exquisita, con la que logra crear auténticos sonidos orientales, y la magnífica caracterización de la protagonista (una de las más conseguidas de todo el género), que pasa de la inocencia más ingenua a asumir su estatura de mujer adulta en su última intervención, completan una ópera cuyo único defecto quizá sea precisamente también su gran virtud: la de presentar un único tema sin ningún otro secundario. Madama Butterfly, además, cuenta con el que posiblemente sea el más romántico dúo de amor de toda la escuela italiana. Sin embargo, esta obra tiene un problema que casi siempre es insalvable: su protagonista debe tener timbre y expresión adolescente, y poseer al mismo tiempo suficiente volumen para dominar a la numerosa y potente orquesta. Resulta muy difícil destacar algún número - con la excepción del ya mencionado dúo -, ya que toda ella es deslumbrante e irrepetible, pero obligados a ello escogeríamos otros dos: el Coro O Kami, con que los invitados brindan por la felicidad de los recién casados, y el tierno, radiante y poético dúo de las flores de Butterfly y Suzuki en el acto II."

José María Martín Triana, "El libro de la ópera"









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