domingo, 24 de abril de 2016

Recitar!... Vesti la giubba


"Bah, sei tu forse un uom? Tu se’ Pagliaccio!"


PAGLIACCI (PAYASOS). ACTO I.

"A las tres de la tarde, llega un grupo ambulante de payasos a un pueblo, en la festividad de la Virgen de Agosto, para representar una obra. La compañía, dirigida por Canio, está formada también por su esposa Nedda, el jorobado Tonio, y Beppe. El recibimiento es acogedor para los payasos, que lo agradecen y anuncian al pueblo que esa noche habrá un gran espectáculo al que nadie ha de faltar. Canio describe la representación de la noche: los problemas de Pagliaccio. Dice que la obra empezará a las "ventitre ore" (veintitrés horas). Este es un método agrícola de contar el tiempo, y significa que la obra empezará una hora antes de la puesta de sol. Cuando Nedda baja de la carreta, Tonio trata de ayudarla pero Canio le da un pequeño golpe y la ayuda a bajar él mismo. Los pueblerinos sugieren beber en la taberna. Canio y Beppe aceptan, pero Tonio se queda detrás. Los celos de Canio resurgen cuando algún joven le insinúa, sin mala intención, que Tonio, que había rechazado la invitación para tomar algo junto a sus compañeros, se quedaba para cortejar a Nedda. Canio advierte a todo el mundo que mientras en el escenario puede hacer el papel de esposo tonto que exige la obra, en la vida real no tolerará que otros hombres intenten seducir a su mujer Nedda. Sorprendido, un pueblerino pregunta si Canio realmente sospecha de ella. Él dice que no, y besa dulcemente a su mujer en la frente. Conforme las campanas de la iglesia tocan a vísperas, él y Beppe se marchan a la taberna.

Cuando Nedda, que está engañando a Canio, se queda sola, se pone a pensar y a preocuparse por la actitud celosa mostrada por Canio, pues está enamorada secretamente de otro, pero la canción del pájaro la reconforta. Ese amor es el que le hace cambiar su discurso para volverlo más alegre. Tonio regresa y le confiesa su amor por ella, pero ella se ríe. Enojado, Tonio agarra a Nedda, pero ella toma un látigo y lo echa. Silvio, que es el amante de Nedda, viene de la taberna, donde ha dejado a Canio y Beppe bebiendo. Le pide a Nedda que se fugue con él después de la representación y, aunque ella tiene miedo, acaba aceptando. Tonio, que ha estado escuchando a escondidas, se marcha para informar a Canio de manera que pueda pillar a Silvio y Nedda juntos.

Canio y Tonio regresan y, mientras Silvio escapa, Nedda lo llama, "¡Siempre seré tuya!". Canio persigue a Silvio pero no lo pilla y no ve su cara. Exige que Nedda le diga el nombre de su amante, pero ella se niega. La amenaza con un cuchillo, pero Beppe lo desarma. Beppe insiste en que se preparen para la representación. Tonio le dice a Canio que su amante seguramente se traicionará a si mismo en la obra. Canio se queda a solas para vestirse, maquillarse, y prepararse para reír."











viernes, 15 de abril de 2016

La mariposa enamorada


"Vogliatemi bene, un bene piccolino, un bene da bambino, quale a me si conviene..."

"Madama Butterfly es la más conmovedora e íntimamente sentida de las óperas de Puccini, así como la que posee el mayor derroche de melodías inolvidables, mezcladas con diversas tonadas autenticamente japonesas, que le confieren un exotismo menos decorativo que el cultivado a finales del siglo XIX en Francia, y más acorde con la atmósfera en que se desarrolla la acción. En este aspecto, Puccini está más cerca de Bizet, sin dejar por ello de ser italiano, como éste es francés. También posee la obra el tejido orquestal construido a base de leit-motive más unitario de todas las óperas del autor de La Bohème, tejido admirable por su equilibrio y tensión expresivas. Su orquestación exquisita, con la que logra crear auténticos sonidos orientales, y la magnífica caracterización de la protagonista (una de las más conseguidas de todo el género), que pasa de la inocencia más ingenua a asumir su estatura de mujer adulta en su última intervención, completan una ópera cuyo único defecto quizá sea precisamente también su gran virtud: la de presentar un único tema sin ningún otro secundario. Madama Butterfly, además, cuenta con el que posiblemente sea el más romántico dúo de amor de toda la escuela italiana. Sin embargo, esta obra tiene un problema que casi siempre es insalvable: su protagonista debe tener timbre y expresión adolescente, y poseer al mismo tiempo suficiente volumen para dominar a la numerosa y potente orquesta. Resulta muy difícil destacar algún número - con la excepción del ya mencionado dúo -, ya que toda ella es deslumbrante e irrepetible, pero obligados a ello escogeríamos otros dos: el Coro O Kami, con que los invitados brindan por la felicidad de los recién casados, y el tierno, radiante y poético dúo de las flores de Butterfly y Suzuki en el acto II."

José María Martín Triana, "El libro de la ópera"