domingo, 19 de abril de 2015

D'amor sull'ali rosee

"Ma deh! Non dirgli improvvido le pene del mio cor"

"El acto IV de Il trovatore no tiene desperdicio, es perfecto, desde la primera hasta la última nota [...] En Il trovatore las melodías, al igual que en las dos óperas que junto con ella forman la denominada trilogía popular (Rigoletto y La Traviata) se suceden de forma inspiradísima, casi mágica, y es que en aquella época el compositor gozaba de un estado especial de gracia melódica, la música se separa en números cerrados que no están aislados sino interrelacionados musicalmente entre sí, a veces por contraste entre unos y otros (el Miserere y la cabaletta), pero otras veces ese contraste se difumina (el aria y el Miserere), y a veces también la sucesión melódica tiene lugar dentro del mismo número y sin solución de continuidad (como ocurre en la primera escena durante el dúo entre Leonora y el conde).

"D'amor sull'ali rosee" comienza con una breve introducción orquestal en la que predominan las maderas (clarinetes y oboes) y que nos sitúan en un ambiente nocturno y lúgubre, este ambiente musical es magníficamente descrito en las mismas palabras del recitativo previo al aria. Leonora, acompañada por Ruiz, amigo de Manrico, ha llegado junto a la torre en la que está prisionero éste y ella solicita que la deje sola, que no tenga miedo por ella, y entonces mira su sortija (la que luego veremos que contiene veneno) y exclama aquello de "¿Temor por mí? ...segura y a punto tengo mi defensa" ("¿Timor di me? ... sicura, presta è la mia difesa"), sigue diciendo "envuelta en el manto de esta oscura noche estoy cerca de ti, y tú no lo sabes. Brisa que gimes y giras en torno suyo, ten piedad y llévale mis suspiros" (In quest'oscura notte ravvolta, presso a te son io, e tu nol sai... Gemente aura che intorno spiri, deh, pietosa gli arreca i miei sospiri...). El aria viene a redundar en lo mismo, desea que sus suspiros de dolor lleguen al prisionero para reconfortarlo y darle esperanza pero Leonora no quiere que él conozca las penas que la afligen.

Musicalmente para la soprano es muy exigente, en el recitativo tiene que ser muy expresiva, tiene que transmitir su amargura, un punto de esperanza y a la vez los siniestros planes que guarda en secreto si todo sale mal (el anillo con veneno) y debe resultar muy musical, no es suficiente centrarse sólo en lo dramático, ya que en realidad este fragmento está a medio camino entre un arioso y un recitativo. En el aria, el canto tiene que ser ligadísimo, deben ejecutarse continuas regulaciones de intensidad, trinos, escalas descendentes, filados. Sólo una gran cantante puede salir airosa de esta difícil prueba. D'amor sull'ali rosse está llena de trampas para la soprano, la principal es de fiato, la respiración."


1 comentario:

Elena dijo...

Espectacular incluso para alguien con tan poca sensibilidad auditiva como yo.