U"n istante, e d'esser madre mi poss'io dimenticar!"
NORMA: En mis manos estás, al fin: / nadie podría romper tus ligaduras. / Sólo yo puedo.
POLLIONE: No debes.
NORMA: Lo deseo.
POLLIONE: Pero, ¿cómo?
NORMA: Escúchame. / Por tu dios y por tus hijos / debes jurar que, desde este instante, / te apartarás para siempre de Adalgisa, / y no la separarás del altar. / La vida yo te perdono / y nunca más volverás a verme. / ¡Júralo!
POLLIONE: ¡No! No soy tan cobarde.
NORMA: ¡Júralo! ¡Júralo!
POLLIONE: ¡Ah! ¡Antes moriría!
NORMA: ¿Ignoras acaso que mi ira
supera a la tuya?
POLLIONE: Espero su golpe.
NORMA: ¿No sabes que a nuestros hijos,
en el corazón, esta daga...?
POLLIONE: ¡Oh Dios! ¿Qué oigo?
NORMA: Sí, contra ellos alcé su filo. / ¡Ya ves, a qué extremos he llegado! / No los herí, pero ahora
podría consumar el crimen. / En un instante puedo olvidar
que soy madre.
POLLIONE: ¡Ah! ¡Cruel! En el pecho del padre / debes hundir el puñal. / ¡Dámelo!
NORMA: ¿A ti?
POLLIONE: ¡Que sólo yo muera!
NORMA: ¿Tú sólo? ¡Todos! / Los romanos, a miles, / segados caerán, exterminados. / Y Adalgisa...
POLLIONE: ¡Ay de mí!
NORMA: ... infiel a sus votos...
POLLIONE: ¿Y bien, cruel?
NORMA: ...Adalgisa será castigada; / entre las llamas perecerá, sí, perecerá.
POLLIONE: ¡Ah! ¡Toma mi vida, / pero de ella, de ella ten piedad!
NORMA: ¿Imploras al fin? ¡Indigno! ¡Ya es tarde! / En su corazón quiero herirte, sí; / en su corazón quiero herirte. / Ya me regocijo con tu mirada / de dolor por su muerte; / puedo, al fin,
hacerte / tan infeliz como yo.
POLLIONE: ¡Ah! que te aplaque mi terror; / heme aquí, a tus pies, llorando. / Sobre mí descarga todo tu furor, / pero apiádate de una inocente; / que tu venganza se satisfaga / con que yo me dé muerte delante de ti.