domingo, 16 de octubre de 2016

In mia man alfin tu sei


U"n istante, e d'esser madre mi poss'io dimenticar!"


NORMA: En mis manos estás, al fin: / nadie podría romper tus ligaduras. / Sólo yo puedo. 

 POLLIONE: No debes. 

 NORMA: Lo deseo. 

 POLLIONE: Pero, ¿cómo? 

 NORMA: Escúchame. / Por tu dios y por tus hijos / debes jurar que, desde este instante, / te apartarás para siempre de Adalgisa, / y no la separarás del altar. / La vida yo te perdono / y nunca más volverás a verme. / ¡Júralo! 

POLLIONE: ¡No! No soy tan cobarde. 

NORMA: ¡Júralo! ¡Júralo! 

POLLIONE: ¡Ah! ¡Antes moriría! 

NORMA: ¿Ignoras acaso que mi ira supera a la tuya? 

POLLIONE: Espero su golpe. 

NORMA: ¿No sabes que a nuestros hijos, en el corazón, esta daga...?  

POLLIONE: ¡Oh Dios! ¿Qué oigo? 

NORMA: Sí, contra ellos alcé su filo. / ¡Ya ves, a qué extremos he llegado! / No los herí, pero ahora podría consumar el crimen. / En un instante puedo olvidar que soy madre. 

POLLIONE: ¡Ah! ¡Cruel! En el pecho del padre / debes hundir el puñal. / ¡Dámelo! 

NORMA: ¿A ti? 

POLLIONE: ¡Que sólo yo muera! 

NORMA: ¿Tú sólo? ¡Todos! / Los romanos, a miles, / segados caerán, exterminados. / Y Adalgisa... 

POLLIONE: ¡Ay de mí! 

NORMA: ... infiel a sus votos... 

POLLIONE: ¿Y bien, cruel? 

NORMA: ...Adalgisa será castigada; / entre las llamas perecerá, sí, perecerá. 

POLLIONE: ¡Ah! ¡Toma mi vida, /  pero de ella, de ella ten piedad! 

NORMA: ¿Imploras al fin? ¡Indigno! ¡Ya es tarde! / En su corazón quiero herirte, sí; / en su corazón quiero herirte. / Ya me regocijo con tu mirada / de dolor por su muerte; / puedo, al fin, hacerte / tan infeliz como yo. 

POLLIONE: ¡Ah! que te aplaque mi terror; / heme aquí, a tus pies, llorando. / Sobre mí descarga todo tu furor, / pero apiádate de una inocente; / que tu venganza se satisfaga / con que yo me dé muerte delante de ti.







martes, 14 de junio de 2016

Non piangere Liù... Ah! Per l'ultima volta!


"..per quel sorriso, dolce mia fanciulla, m'ascolta..."


"Invisible y cautelosa, se esconde tras tu cuello esperando que bajes la guardia. Cuando te aferras a los dedos de Chopin y juntos viajáis a ninguna parte con su Concierto nº1 para piano en Mi menor, aguarda el momento de soplar suavemente tu nuca y sin piedad atestarte esa descarga eléctrica que recorre cada una de tus vértebras. Sube, baja, y vuelve a trepar por la espalda hasta los hombros, sacudiendo tus brazos sin sigilo y despertando en el camino tu vello desordenado. Ha durado un par de segundos. Quizá tres. Pero la música se ha servido de tu cuerpo para palpar el mundo terrenal por un instante, y te ha devuelto el favor regalándote ese orgasmo en la piel que los franceses llaman ‘frisson’, o lo que es lo mismo, ‘escalofrío estético’.

Aunque la música es la principal causa de este mágico espasmo, hay quien también lo experimenta abrigado en los brazos de alguien, en silencio ante de una obra de arte o rodeado de gente ante una escena en el cine. Esta tímida convulsión es un verdadero privilegio; sólo dos tercios de la población siente a menudo el estremecimiento de su piel al vivir un momento de gran emoción.

[...]

La armonía inesperada en un pasaje musical, la entrada repentina de un solista a una melodía hasta entonces constante o el súbito cambio de volumen son aliados de este escalofrío, en tanto en cuanto se presentan en el cerebro del oyente como un estímulo inesperado y positivo, convirtiéndolo en una marioneta de la música, incapaz de controlar esa emoción que nuestro cuerpo, sin permiso, ya ha traducido estéticamente."








domingo, 15 de mayo de 2016

Con onor muore. La belleza de la tragedia


"... Non saperlo mai per te, per tuoi puri occhi, muor Butterfly..."

"En el verano del año 1900 se estrena Tosca en Londres. Puccini se hallaba en la capital inglesa para supervisar aquellas funciones de presentación de su más reciente obra. En aquellos mismos días se representa en la ciudad del Támesis un drama de David Belasco, basado en la narración de John Luther Long Madama Butterfly – que, a su vez, se inspiraba en la novela Madame Chrysanthème de Pierre Loti (1887) –. El compositor luqués asistió a una de las funciones de la pieza de Belasco quedando absolutamente hechizado con su argumento. Como el propio Puccini confesaría más tarde:

"Me quedé maravillado porque, cosa curiosa, pude seguir cómodamente la obra sin conocer una sola palabra de inglés. Al final de la representación, el público estaba estremecido y Belasco, aclamado, tuvo que salir a saludar varias veces. Fui enseguida entre bastidores, le di un abrazo con los ojos anegados en lágrimas y le pedí que me permitiera servirme de Madama Butterfly como argumento para una ópera."

Belasco aceptó la oferta sin oponer resistencia, porque – según sus propias palabras – “es imposible hablar de negocios con un italiano apasionado que tiene los ojos llenos de lágrimas y que te pone sus brazos alrededor del cuello”. La terrible historia de la geisha abandonada por el cínico marino americano se adaptaba de manera perfecta al ideario del compositor italiano. Su protagonista, de nuevo una niña pura, ingenua e inocente que decide arrancarse la vida al ver cómo sus sueños se derrumban a su alrededor, estaba predestinada a convertirse en una de las más irresistibles, conmovedoras y definitivas heroínas puccinianas. 

 [...] 

Butterfly es una ópera de soprano. Todas las piezas se mueven a su alrededor en el tablero y es la soprano el origen de la acción y su sentido. Además, Cio-Cio San es una tentación y un reto – en lo musical y en lo teatral – para las divas de toda condición, es un personaje que crece, compás a compás, verso a verso, física y espiritualmente y que además está maravillosamente escrito desde el punto de vista vocal. Por todo ello, Madama Butterfly es una de las mayores obras maestras de la ópera en toda su historia."

Jesús Trujillo Sevilla, "Breve historia de la ópera"







jueves, 5 de mayo de 2016

Rachmaninov - Zdes' khorosho (How fair this place)


"Qué agradable este lugar...
Mira, en la distancia
el río brilla como el fuego;
el prado se extiende 
como una alfombra coloreada;
las nubes están creciendo, blancas.

No hay gente aquí...
Sólo hay silencio aquí...
Sólo Dios y yo estamos aquí.
Flores, y un viejo pino,
¡y tú, mi fantasía!"





domingo, 1 de mayo de 2016

Deh, vieni alla finestra


"Non esser, gioia mia, con me crudele!"

"...Otro carácter importante es la ambigüedad del personaje, resulta esquivo, sea psicológica que musicalmente.Mientras los otros personajes se definen con un realista y creíble perfil, Don Giovanni se niega a ser definido, nunca expresa sus sentimientos interiores; más allá de sus deseos de libertino, es difícil de alcanzar, de encasillar. En lo musical, a veces mimetiza las melodías de otro pero también crea las suyas propias, en las tres arias que canta no hay ninguna reflexión, van dirigidas a otra persona: a Leporello en "Fin ch´han dal vino", a la doncella de Donna Elvira en "Deh vieni alla finestra" ya Masetto y su camarilla en "Metà di voi qua vadano". Kierkegaard lo comparará con el flujo del mar..."

Don Giovanni, Mozart



¡Asómate a la ventana, 
oh tesoro mío! 
Ven a consolar mi llanto. 
Si rehúsas darme 
algún consuelo, 
ante tus ojos quiero morir. 
Tú que tienes la boca 
más dulce que la miel, 
tú que el azúcar llevas 
en el corazón, 
no seas, vida mía, 
ruel conmigo. 
Muéstrate al menos, 
mi bello amor.

Simon Keenlyside:



Peter Mattei:





domingo, 24 de abril de 2016

Recitar!... Vesti la giubba


"Bah, sei tu forse un uom? Tu se’ Pagliaccio!"


PAGLIACCI (PAYASOS). ACTO I.

"A las tres de la tarde, llega un grupo ambulante de payasos a un pueblo, en la festividad de la Virgen de Agosto, para representar una obra. La compañía, dirigida por Canio, está formada también por su esposa Nedda, el jorobado Tonio, y Beppe. El recibimiento es acogedor para los payasos, que lo agradecen y anuncian al pueblo que esa noche habrá un gran espectáculo al que nadie ha de faltar. Canio describe la representación de la noche: los problemas de Pagliaccio. Dice que la obra empezará a las "ventitre ore" (veintitrés horas). Este es un método agrícola de contar el tiempo, y significa que la obra empezará una hora antes de la puesta de sol. Cuando Nedda baja de la carreta, Tonio trata de ayudarla pero Canio le da un pequeño golpe y la ayuda a bajar él mismo. Los pueblerinos sugieren beber en la taberna. Canio y Beppe aceptan, pero Tonio se queda detrás. Los celos de Canio resurgen cuando algún joven le insinúa, sin mala intención, que Tonio, que había rechazado la invitación para tomar algo junto a sus compañeros, se quedaba para cortejar a Nedda. Canio advierte a todo el mundo que mientras en el escenario puede hacer el papel de esposo tonto que exige la obra, en la vida real no tolerará que otros hombres intenten seducir a su mujer Nedda. Sorprendido, un pueblerino pregunta si Canio realmente sospecha de ella. Él dice que no, y besa dulcemente a su mujer en la frente. Conforme las campanas de la iglesia tocan a vísperas, él y Beppe se marchan a la taberna.

Cuando Nedda, que está engañando a Canio, se queda sola, se pone a pensar y a preocuparse por la actitud celosa mostrada por Canio, pues está enamorada secretamente de otro, pero la canción del pájaro la reconforta. Ese amor es el que le hace cambiar su discurso para volverlo más alegre. Tonio regresa y le confiesa su amor por ella, pero ella se ríe. Enojado, Tonio agarra a Nedda, pero ella toma un látigo y lo echa. Silvio, que es el amante de Nedda, viene de la taberna, donde ha dejado a Canio y Beppe bebiendo. Le pide a Nedda que se fugue con él después de la representación y, aunque ella tiene miedo, acaba aceptando. Tonio, que ha estado escuchando a escondidas, se marcha para informar a Canio de manera que pueda pillar a Silvio y Nedda juntos.

Canio y Tonio regresan y, mientras Silvio escapa, Nedda lo llama, "¡Siempre seré tuya!". Canio persigue a Silvio pero no lo pilla y no ve su cara. Exige que Nedda le diga el nombre de su amante, pero ella se niega. La amenaza con un cuchillo, pero Beppe lo desarma. Beppe insiste en que se preparen para la representación. Tonio le dice a Canio que su amante seguramente se traicionará a si mismo en la obra. Canio se queda a solas para vestirse, maquillarse, y prepararse para reír."











viernes, 15 de abril de 2016

La mariposa enamorada


"Vogliatemi bene, un bene piccolino, un bene da bambino, quale a me si conviene..."

"Madama Butterfly es la más conmovedora e íntimamente sentida de las óperas de Puccini, así como la que posee el mayor derroche de melodías inolvidables, mezcladas con diversas tonadas autenticamente japonesas, que le confieren un exotismo menos decorativo que el cultivado a finales del siglo XIX en Francia, y más acorde con la atmósfera en que se desarrolla la acción. En este aspecto, Puccini está más cerca de Bizet, sin dejar por ello de ser italiano, como éste es francés. También posee la obra el tejido orquestal construido a base de leit-motive más unitario de todas las óperas del autor de La Bohème, tejido admirable por su equilibrio y tensión expresivas. Su orquestación exquisita, con la que logra crear auténticos sonidos orientales, y la magnífica caracterización de la protagonista (una de las más conseguidas de todo el género), que pasa de la inocencia más ingenua a asumir su estatura de mujer adulta en su última intervención, completan una ópera cuyo único defecto quizá sea precisamente también su gran virtud: la de presentar un único tema sin ningún otro secundario. Madama Butterfly, además, cuenta con el que posiblemente sea el más romántico dúo de amor de toda la escuela italiana. Sin embargo, esta obra tiene un problema que casi siempre es insalvable: su protagonista debe tener timbre y expresión adolescente, y poseer al mismo tiempo suficiente volumen para dominar a la numerosa y potente orquesta. Resulta muy difícil destacar algún número - con la excepción del ya mencionado dúo -, ya que toda ella es deslumbrante e irrepetible, pero obligados a ello escogeríamos otros dos: el Coro O Kami, con que los invitados brindan por la felicidad de los recién casados, y el tierno, radiante y poético dúo de las flores de Butterfly y Suzuki en el acto II."

José María Martín Triana, "El libro de la ópera"









jueves, 31 de marzo de 2016

Lontano, lontano, lontano ("Mefistófeles", Boito)


FAUSTO Y MARGARITA:

"Lejos, lejos, lejos,
más allá de los océanos,
junto a los efluvios del mar,
junto a las algas, junto a las flores,
junto a las palmeras, en un paraíso
que nuestros corazones puedan compartir.
Una azulada isla, la veo, bajo el cielo,
adornada por un arco iris
resplandeciente que refleja
la alegre sonrisa del sol.
Libres como dos pájaros,
radiantes de esperanza,
volemos hacia esa isla.
Libres como dos pájaros, etc.
Lejos, lejos, etc."






viernes, 19 de febrero de 2016

Intermezzo


"... ¡El hecho es que la amo! Mi pasión es tan fuerte que me siento la criatura más desventurada de este mundo. ¡Qué no habré intentado en París por lograr su libertad!... ¡He implorado a los poderosos!... ¡He llamado y suplicado a todas las puertas!... ¡Incluso he recurrido a la violencia!... Todo ha sido inútil. Sólo me quedaba un camino: ¡seguirla! ¡Y yo la sigo! ¡Vaya donde vaya!... ¡Aunque sea al fin del mundo!..." 

 (De la "Historia del caballero Des Grieux y de Manon Lescaut" , del abate Prévost.)


sábado, 26 de diciembre de 2015

La importancia del musical "La viuda alegre" en Madrid


“Antes de 1907 muchos de los musicales importados venían de Inglaterra y Francia. En ese año, sin embargo, la importación de la opereta vienesa casi arquetípica de Franz Lehár La viuda alegre desplazó el centro geográfico. Su fenomenal duración en Broadway, con 416 representaciones, inspiró a los productores estadounidenses a producir en serie un número cada vez más elevado de clones de La viuda alegre. Según Gerald Bordman: “durante siete años, los mejores trabajos que ofrecían los compositores americanos estaban en ese estilo que podríamos denominar “opereta”. Aquellos escritores que no podían o no querían escribir en ese alegre y generalizado idioma centro-europeo se encontraban con decepciones cada vez mayores. El material musical nativo seguía presentándose regularmente, pero casi siempre parecía intimidado por la elegancia desenfadada de la escuela vienesa.”

(“Nuestros musicales, nosotros: una historia social del teatro musical americano”)

Éste podría sería uno de los motivos para ir sin falta a ver la adaptación a musical de La viuda alegre que está en cartel en los Teatros del Canal hasta el 17 de enero. Otro podría ser que esta versión viene firmada por Emilio Sagi, con escenografía de Daniel Bianco. Todo su trabajo es perfecto, y si os interesa un poco la parte de dirección teatral, no podéis perderos el cambio de escena que sucede entre el segundo y el tercer acto, convirtiendo a telón abierto la casa de Hanna Glawari en el café Maxim’s. Uno de esos momentos mágicos que sólo suceden en el teatro. 

Si sigue sin interesaros en absoluto esta viuda alegre, todavía quedan grandísimos motivos de peso para ir. En concreto, dos: Natalia Millán y Antonio Torres. La voz de Antonio Torres (con un registro vocal espectacular) es una de esas maravillas que hay que escuchar en directo. Últimamente se pueden leer muchos comentarios respecto a la música lírica que contienen la frasecita: “dónde están aquellas grandes voces que había antes”. Señores: están en los escenarios. Y además de cantar maravillosamente bien, también saben interpretar. 

Y luego está NATALIA MILLÁN. La proeza que realiza Natalia en La viuda alegre es enorme. Enorme. El registro vocal que alcanza (¿ensayando cuánto? ¿Dos, tres, cuatro meses?) es realmente sorprendente. Y la valentía que demuestra al haber aceptado este reto, también. Ver a Natalia sobre las tablas siempre es motivo para ir al teatro. Es una de las grandísimas actrices de este país. Y la mejor actriz de musicales, sin duda. Que no es que lo diga porque sí, es que, en serio, ¿la habéis visto? Pues eso. Natalia ilumina el escenario desde el primer segundo en el que pone un pie en él, con una presencia escénica abrumadora que mantiene hasta el último minuto. En serio, id a verla. Es una actriz de raza, una de esas extrañas y fascinantes criaturas que han nacido para estar encima de un escenario.

Recapitulemos: La viuda alegre que está ahora mismo en Madrid tiene a una de las mejores actrices (Natalia), a una de las mejores voces (Antonio), a uno de los mejores escenógrafos (Bianco) y a uno de los mejores directores de escena de la lírica (Sagi). Por no hablar de la importancia del propio título en sí:

“Por su parte, las mejores obras alemanas y austrohúngaras también fueron estrenadas en los Estados Unidos. El murciélago, de Johan Strauss II, y La viuda alegre, de Franz Lehár, tuvieron numerosas reposiciones. Esta última fue uno de los mayores éxitos del género en Broadway. Se estrenó en el teatro New Amsterdam, en 1907, y se mantuvo durante 416 funciones, la producción más importante de la primera década del siglo. Por aquel entonces el éxito fue tal que se introdujo la moda "Merry Widow" (Viuda alegre), con sombreros, guantes, corsés, vestidos y cigarrillos. Esta obra de Lehár también confirmó a la coreografía como un componente clave del teatro musical. Tuvo cinco reestrenos en Broadway. El último, en 1943, adaptado por el novelista Sidney Sheldon, fue un éxito que alcanzó las 322 funciones.” 

La coreografía de esta viuda alegre viene firmada por Nuria Castejón y no tiene nada que envidiar a las grandísimas producciones de musicales de Broadway. Es una delicia, desde los valses del primer acto hasta ese numerazo absolutamente espectacular del café Maxim’s, con un coro de bailarines/cantantes/actores que son absolutamente brillantes. Vaya trabajazo y vaya talentazo el de todos ellos. Es en el tercer acto donde más se reconoce el código de “musical americano”, con una última parte brillantísima.

La adaptación y la traducción del libreto es de Enrique Viana; se ha cortado mucho diálogo pero ha mantenido lo esencial para que la historia siga funcionando perfectamente. Y la dirección músical y los arreglos corren a cargo de Jordi López. Y también son magníficos. Intentaré explicar un ejemplo sin sonar cursi o patética, no sé si lo conseguiré: escuchad este “Lippen schweigen”. Ahora imaginad que la voz femenina cambia en varios compases la línea melódica mientras que el violín mantiene esa melodía, con lo cual, lo que antes eran dos voces, se convierten en tres (he llamado "voz" al violín. Cursi.). Bonito, ¿verdad? Pues eso suena cada noche en esta producción.

Pero claro, es un musical. La palabra maldita. Sí, es un musical. Es un muy buen musical. No sé si en este país el género musical dejará alguna vez de ser una moda y un reclamo turístico para convertirse en parte estable del (a veces mal llamado) “teatro serio” que ofrece la cartelera. Pero mientras las productoras apuesten cada vez menos por títulos clásicos y los repartos sean cada vez más rocambolescos, no parece posible que suceda. Es verdad que en Madrid hemos podido disfrutar de grandes y buenos títulos clásicos con muy buenas producciones (como Los miserablesCabaret o Chicago, estos dos últimos protagonizados magistralmente por, oh, sorpresa, Natalia Millán), pero la realidad es que últimamente, con los títulos que hay en cartelera, parece difícil entender que el género musical (concretamente el musical americano) tenga más de ciento veinte años de historia. Vaya por delante decir que no soy una entendida en musicales ni mucho menos: me falta muchísimo por ver y muchísimo por leer para poder serlo. Pero me gustan. Mucho. Y me interesan. Y me da pena el panorama. Por eso considero tan importante y tan necesario que musicales como La viuda alegre estén en cartel. Aunque sea sólo por un mes. (Que ésa es otra. Pero bueno, no entraremos ahí.)

En realidad, el musical americano está mucho más presente en la cultura popular de lo que creemos. Cualquiera que haya escuchado más de diez canciones de Ella Fitzgerald o Frank Sinatra, conocerá temas de musicales escritos por Cole Porter, Irving Berlin, o los hermanos Gershwin. A los que os guste el fútbol y la cosa esa llamada Champions League, reconoceréis en el “You’ll never walk alone” del musical Carousel el himno del equipo de fútbol de Liverpool (intuyo suicidios de hooligans cuando se enteren del origen). Por no hablar del número de veces que se ha podido emitir en televisión Sonrisas y lágrimas, que debe estar a un paso de alcanzar a Pretty woman. Estoy convencida de que todo el mundo puede encontrar un musical que le interese. El género musical abarca desde Anything goes hasta Hedwig and the angry inch pasando por Fosse. Ha ido reinventándose e incluso se ha autoparodiado (como ejemplo, el memorable número de apertura de los premios Tony “Broadway ya no es sólo para gays”).

Por eso estaría bien que los productores ayudasen al público (me incluyo) a entender de dónde se viene y quiénes pusieron las grandes piedras del camino. Y por eso está bien que ahora sepamos que hubo un compositor llamado Franz Lehár que compuso, entre otras, una opereta llamada La viuda alegre que fue de gran importancia en los inicios del musical americano, y que hay un director llamado Emilio Sagi que ha decidido acercar ese título de la lírica al gran público.

Ya lo dice el propio Sagi:

“... Lo que un buen director debe lograr es atraer a los cantantes y al equipo hacia su idea. Esta idea está viva y es la que se desgaja de uno en un espectáculo, la que queda en el escenario. Y, por muy obvio que parezca, si la idea cobra vida es única y exclusivamente porque la gente que participa de ella está viva. Toda esa gente, sin excepción, es la que dota de movimiento, de sangre, de vitalidad a aquello que a ti se te ha ocurrido. No sólo los cantantes, que son quienes tienen, encima, la generosidad y la responsabilidad de inyectar sus recuerdos y su experiencia vital en la idea que a ti se te había ocurrido, sino de todo el teatro. Eso es lo que hay que lograr y lo que, evidentemente, es imposible sin implicación personal tanto de uno mismo, primero, como de todo el resto de la compañía, después.” 


Eso ha logrado el maestro Sagi en esta producción de La viuda alegre. Eso logran el equipo y el elenco. Eso logra el gran Antonio Torres. Y eso logra la magnífica Natalia Millán.

Hasta el 17 de enero en los Teatros del Canal. Haced el favor.