sábado, 24 de octubre de 2015

Reencuentro de Manon y Des Grieux (versión de Puccini)


"Labbra dolci a baciare! Dolcissimo soffrir!"

"En la adaptación de la novela para la ópera, otro problema que se presentó fue la presentación que hizo Prévost de su material. Manon Lescaut es un relato dentro de otro: un “Hombre de Distinción” (el autor) conoce en uno de sus viajes a un pobre joven a quien brinda su amistad y que, por gratitud, se siente impulsado a relatarle la tragedia de su vida. La novela es, por ende, una formulación del punto de vista masculino, y vemos a Manon principalmente a través de los ojos de su enamorado; resulta significativo que Prévost no la mencione para nada en el Prefacio, donde expone la finalidad de su relato, dándole el título de La historia del Caballero Des Grieux y de Manon Lescaut, aunque se la llamó simplemente Manon Lescaut a pocos años de su publicación. Manon es un personaje mucho menos complejo que su amante, pero una fascinante ilustración de la fragilidad femenina. Al igual que Carmen, su prima española de fibra más sólida, se sitúa más allá del bien y del mal. No es inmoral, sino amoral, y debe actuar como lo hace porque es una criatura de mero instinto. De ahí que Des Grieux pueda decir de ella con veracidad: “Peca sin malicia, es ligera e imprudente, pero recta y sincera”. El patetismo del personaje del Caballero proviene de que mientras reconoce a la joven por lo que es, permanece esclavizado a ella hasta el último momento de su lastimoso fin. Prévost hizo de él la figura central de la novela; en una dramatización, sin embargo, Manon debe, por obvias razones, ser elevada al mismo nivel de importancia que su amante. En la ópera de Massenet, ella domina el drama; en la de Puccini estamos más cerca de la concepción de Prévost.

[...] Si Puccini se hubiese atenido al guión que le presentó Praga, habría incurrido sin duda en la culpa de copiar a Massenet, pero entonces lo más probable es que su libreto no habría resultado esa cosa híbrida que resultó en su versión final.

[...] Después de una perfecta exposición del drama en el Acto I, la acción da un salto increíble en el Acto II, donde la pequeña ingenua a quien conocimos en Amiens se nos aparece en París como la amante de relumbrón del adinerado Tesorero General, Geronte, y ya cansada de su relación con este viejo disoluto. De cómo y por qué llegó a ser una cortesana, nos enteramos solo en forma indirecta, más tarde. Igualmente importante es la circunstancia de que no se nos muestra a Manon ni a Des Grieux en su breve idilio después de huir de Amiens, ni cómo posteriormente ella abandonó al Caballero, lo cual constituye una escena tan conmovedora en Massenet. Y el que sea Lescaut el intermediario para reunir de nuevo a los enamorados, actuando así contra su propio interés, no puede sino parecernos irreconciliable con su verdadera personalidad. Resumiendo: Puccini nos presenta en el Acto II incoherencias psicológicas y actos ya establecidos que dejan perplejo al espectador menos crítico. Sin embargo, desde el punto de vista de la estructura dramática, este acto está sumamente bien construido, poniendo de relieve el contraste entre una Manon aburrida con los esplendores de su vida presente y una Manon arrebatada de pasión por la súbita llegada de Des Grieux; desde este momento la temperatura emocional se eleva en una empinada curva, llegando a un punto febril con el arresto de Manon.”








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