domingo, 8 de febrero de 2015

Una macchia è qui tuttora...


"Di sangue umano sa qui sempre..."


"(Entra Lady Macbeth con una vela encendida) 

Dama: ¡Miradla, aquí viene! Ése es su aspecto ordinario, y, por vida mía, que está dormida completamente. Observadla; aproximaos. 
Médico: ¿Cómo se ha procurado esa luz? 
Dama: La tenía a su lado; tiene siempre luz junto a sí; es orden suya. 
Médico: Ved, sus ojos están abiertos. 
Dama: Sí, pero cerrados a la sensación. 
Médico: ¿Qué es lo que hace ahora? ¡Ved cómo se frota las manos! 
Dama: Es un acto acostumbrado en ella hacer como que se lava las manos. La he visto continuarlo así un cuarto de hora. 
L. Macbeth: Todavía hay aquí una mancha... 
Médico: ¡Oíd! Habla. Voy a anotar todo lo que diga, para fijarlo mejor en mi memoria. 
L. Macbeth: ¡Fuera, mancha maldita!... ¡Fuera, digo!... Una, dos; vaya, llegó el instante de ponerlo por obra... ¡El infierno es sombrío!... ¡Qué vergüenza, dueño mío, qué vergüenza! ¿Un soldado y tener miedo?... ¡Qué importa que llegue a saberse, si nadie puede pedir cuenta de nuestro poder!... Pero ¡quién hubiera imaginado que había de tener aquel viejo tanta sangre!... 
Médico: ¿Advertís eso? 
L. Macbeth: ¡El thane de Fife tenía una esposa! Ahora, ¿dónde está?... ¡Cómo! ¿No he de poder ver limpias estas manos? ¡No más, dueño mío, acaba; todo lo echáis a perder con esos sobresaltos!... 
Médico: ¡Vaya, vaya! Sabéis lo que no debíais saber. 
Dama: Ella es quien ha hablado lo que no debía hablar; segura estoy de ello. El cielo sabrá lo que dice... 
L. Macbeth: ¡Siempre aquí el hedor de la sangre!... ¡Todas las esencias de la Arabia no desinfectarían esta pequeña mano mía!... ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh!... 
Médico: ¡Qué suspiro!... El corazón está dolorosamente cargado... 
Dama: ¡No querría llevar un corazón semejante en mi pecho ni por todas las dignidades que pudiera tener el cuerpo! 
Médico: ¡Bien, bien, bien! 
Dama: Rogad a Dios que así sea, señor. 
Médico: ¡Esta enfermedad es superior a mi ciencia! Y, sin embargo, personas he conocido que se pasearon durante su sueño y murieron santamente en sus lechos. 
L. Macbeth: Lavaos vuestras manos; poneos vuestro vestido de noche; no estéis tan pálido... Os lo repito...; Banquo está enterrado, no puede salir de su tumba... 
Médico: ¿Es posible? 
L. Macbeth: ¡Al lecho, al lecho! Llaman a la puerta. Venid, venid, venid, venid. Dadme vuestra mano. ¡Lo hecho no se puede deshacer! ¡Al lecho! ¡Al lecho! 

(Sale Lady Macbeth

Médico: ¿Se irá ahora a la cama?
Dama: Directamente.
Médico: ¡Insensatos murmullos circulan! Actos contra naturaleza engendran desórdenes contra naturaleza. Las conciencias infectas confían sus secretos a las sordas almohadas. Más necesidad tiene de sacerdote que de médico... ¡Dios, Dios, perdonadnos a todos!... Velad sobre ella. Alejadla de todo objeto con que pueda causarse mal, y no le quitéis ojo de encima... Así, pues, buenas noches. Mi mente ha confundido, y asombrado mis ojos. Pienso, pero no me atrevo a hablar. 
Dama: Buenas noches, buen doctor. 

(Salen)"

William Shakespeare, "La tragedia de Macbeth"
(Traducción de Luis Astrana Marín, Ed. Aguilar)





"La expresión facial de Netrebko en esa asignatura de la ópera que es la escena del sonambulismo, donde Lady Macbeth trata en vano de limpiar la sangre imaginaria de sus manos, contó la historia tal vez incluso mejor que el propio libreto de Francesco Maria Piave"






3 comentarios:

Mariblán dijo...

En bucle. Desde octubre. Sí.

Pteromari dijo...

Recuerdo cuando la vimos en el cine en Albacete.
Esta escena fue brutal.
Y el miedo que pasé en el paseo que se da sobre las sillas...

Mariblán dijo...

Qué espectáculo fue aquello. Y qué maravilla tener la posibilidad de verlo en pantalla grande, ¡y en directo!