domingo, 31 de mayo de 2015

Papageno, Papagena

"So liebe, kleine Kinderlein!"

"La Flauta Mágica está llena de incongruencias, desde los detalles como que la propia flauta se describe primero “hecha de oro” y más tarde “tallada de un roble”, hasta descuidos más fundamentales como que las Tres Damas, el mal, conduzcan a Tamino hacia los Tres Niños, el bien, o, por ejemplo, qué hace un malvado como Monostatos en el templo de la Sabiduría.

Pero, ¿qué más da? Todo esto viene a significar que la ópera se escribió sin pensar que sería la gran obra maestra histórica que acabó siendo. Probablemente Mozart la compuso simplemente para divertir y entretener a las clases más humildes que poblaban el teatro de su amigo Schikaneder. 

Otro punto interesante es que no se especifica el lugar de la acción ni la época, por lo que resulta una inmejorable oportunidad para mostrar la creatividad de directores y escenógrafos. 

La Flauta Mágica no es sólo una parábola de la lucha entre el bien y el mal, de lo ridículo y lo sublime, de elementos masculinos y femeninos, es, sobre todo, una obra genial que reúne todas estas contradicciones ensalzando el amor por la verdad, la solidaridad mutua, la justicia, la fraternidad y la tolerancia. Es, en esencia, una historia maravillosa con una música maravillosa, en la que todos somos felices al ver el fácil triunfo de la luz y la verdad sobre el oscurantismo; en el fondo, es la búsqueda de la felicidad. Un cuento de hadas sirve exactamente para esto, ya que sólo la imaginación nos ofrece lo que la cruda realidad nos suele esconder. 

La salud de Mozart empeoró gravemente y el 5 de diciembre de 1971, pasados tan sólo dos meses del estreno y con la ópera todavía en cartel, murió con sólo 35 años. Pero La Flauta Mágica seguirá llenando de diversión los teatros del mundo entero por muchos siglos."


Miah Persson y Bryn Terfel, "Papagena! Papageno!":






6 comentarios:

Pteromari dijo...

¿Qué hubiera hecho este hombre de haber vivido tantos años como Bach?
Y, por supuesto, de haber tenido una mayor calidad de vida.

Elena dijo...

No quiero ser mala (ni más simple de la cuenta), pero sabido es que a veces las privaciones agudizan el ingenio. Aunque seguramente el talento de Wolfang se habría desbordado en cualquier circunstancia.

Quería saber si el nombre Wolfang tenía un equivalente en español y he encontrado esto: "Viene de wulf y gang: "lobo" y "caminar", especialmente en el sentido de dirigirse hacia el combate". Sería pues un lobo belicoso?

Mariblán dijo...


Yo pienso parecido a ti, mariEle. Quizá Mozart murió en el momento en el que debía hacerlo. Estaba escrito en las estrellas. Tal vez nunca hubiese podido superar sus obras ya escritas. Quién sabe.

Pteromari dijo...

Yo no estoy de acuerdo en que cualquier hecho histórico haya pasado tal y como debía suceder.
Además, como son infinitas las posibilidades, y son tantísimas más las cosas que no han sucedido, habiendo podido suceder, que las que han pasado, porque sólo es una la que ocurre en cada momento, pues creo que entre ese abanico tan grande de sucesos posibles, es casi imposible, si no imposible del todo, que la posibilidad elegida por las circunstancias, o por quien quiera que elija, sea la mejor.
O sea, que es muy posible (infinitamente posible, menos una posibilidad, que fue la que fue) que Mozart, de haber vivido más y en mejores condiciones, hubiera compuesto obras maravillosísimas.
Y todo esto no lo hubiera podido escribir de no haber existido el modo subjuntivo en las conjugaciones verbales de nuestra lengua. Ahí estuvo fino el que elige lo que pasa y lo que no.

Pteromari dijo...

Creo que ha habido un error en el año de la muerte de Mozart. Bueno, no lo creo, lo afirmo.
Había una posibilidad de errar y se produjo. ¿Veis como yo tenía razón?

Mariblán dijo...

Jajajaja. En realidad, poco importa lo que hubiera podido hacer. Con lo que ya hizo (que fue mucho) seguirá siendo inmortal por los siglos de los siglos.